IN Moments 04·11·2020
Sally Hambleton y la vida secreta de las flores PORCELANOSA
Huele a Londres en primavera, pero estamos en otoño y en Madrid. Concretamente en el barrio de Prosperidad. En esta placita, si sigues el rastro como un sabueso, observarás cuatro locales con toldos de rayas blancos y negros, unos interiores pintados en un verde azulado que también huele a inglés y de pronto cajas, cajones, coronas, tijeras lazos… rastros de que aquí ha habido una fiesta. Y eso es todas las mañanas.
Al llegar al cuarto local con toldo, nos abre la puerta ella in person, con su mandilón y su gran bufanda. Ya en plena acción.
Hablemos de flores:
Pregunta: ¿Flor favorita?
Respuesta: Las hortensias, pero ahora con mis dalias tengo un pequeño “crash”. Son difíciles de conseguir porque no viajan bien, pero me tienen loca. Es increíble que la naturaleza haga esto. ¿Sabías que es la flor de México y que la trajeron a Europa los españoles en 1600?
P: ¿Los claveles?
R: Los adoro, pero siempre busco un color especial.
P: ¿Y la adelfa?
R: No me gusta individualmente, pero me encantan en masa en las medianas.

P: ¿Planta o flor cortada?
R: ¡Ahí le has dado! Soy jardinera frustrada y me hice florista porque no podía tener un jardín. Ahora tengo uno enano en macetas. Son mi pasión, los jardines.
No siempre fue así. Sally Hambleton es una florista especial que lleva 15 años en el mundo de los encargos, de los eventos y de los montajes. Es un mix de inglesa y española que estudiaba interiorismo. En su último año de carrera trabajó de au pair para los niños del consejero delegado de un banco inglés, le ofrecieron entrar de chica de los recados porque necesitaban a alguien que tuviera buen inglés. “Me ofrecieron pagarme un máster en gestión de cartera y como he sido siempre muy responsable, dije que sí”.

Estuvo 12 meses haciendo ese máster que le espantaba, sufrió porque no sabía ni lo que era un tipo de interés. “Y me llevó a trabajar durante 10 años en bolsa, algo que no me gustaba nada, pero que se convirtió en un empleo bien remunerado”. Era el boom financiero de los 90, cuando se abrieron miles de corredores de bolsas y entraron muchos bancos extranjeros a comprar fondos de inversión en España. “¿Recuerdas cuando los albañiles se convertían en constructores?, pues una decoradora se convirtió en gestora de bolsa de carteras”. Estuvo allí 10 años y como en bolsa se anticipan las crisis, empezaron a desaparecer los que según ella lo hacían peor. “Y me despidieron. Fue la primera vez en mi vida que me dijeron abiertamente que no me querían. Fue un golpe duro que me duró poco, la verdad, porque también era la primera vez en mi vida adulta que me encontré con tiempo y con dinero de la indemnización”.

Decidió que lo más inteligente era darse un capricho y hacer un curso de flores en Londres con Kenneth Turner, “un diseñador floral que me fascinaba. Yo atesoraba sus libros y supe a través de una tía mía de esos talleres que él organizaba. Estaban enfocados a que disfrutáramos holísticamente para luego ahondar en el tema. Salí del curso de cuatro días enloquecida”.
Lo recuerda como un placer para los sentidos. La casita en Bond Street, rodeada de un olor escogido, con velas increíbles, flores especiales, con una buenísima comida que preparaban y el inevitable té con sándwiches y scones eran el disfrute total.
“Empecé con arreglos de flores en eventos pequeños desde mi casa, pero se me fue de las manos y a los 6 meses tuve que instalarme en mi primer local”
A su vuelta, decidió montar una tienda de flores distinta en Madrid. Le costaba encontrar las variedades que le gustaban. Eran los 2000 y solo había dos floristerías buenas que tenían lo típico. “Me puse las pilas y entré en contacto con mayoristas. Empecé con arreglos de flores en eventos pequeños desde mi casa, pero se me fue de las manos y a los 6 meses tuve que instalarme en mi primer local, un espacio debajo de mi casa que se había quedado vacío. Abrí con un miedo horrible en la calle Gabriel Lobo y ahí seguimos, pero ahora somos 14 personas”.

Apostó por ofrecer variedades que en España no se encontraban. Por ello, empezó a comprar en Holanda, “aunque a raíz de la pandemia he cambiado radicalmente y encargo a productores nacionales más del 50 %. Ellos están encantados porque al final les diseñas la huerta con los pedidos y cultivan otras variedades que no conocían. A veces, hasta les mando a la cuneta a recogerme cosas y ellos alucinan, porque es lo que quiero de km 0 y de temporada como los alimentos”.
“Queremos diferenciarnos en todo, pero también mejorar el producto con los grandes creadores de mi país”
También hay que añadir que revolucionó el mundo de los contendores. Del ramo de flor cortada a cuidar mucho del contenedor con una bonita jarra de loza española; la famosa sombrerera; hieleras de ratán y hasta las mismas bolsas de flores que las hacen tan especiales.
Está empezando a diseñar con artesanos locales españoles, porque cree firmemente que ahora más que nunca nos tenemos que ayudar entre nosotros. “Y en la zona de Levante (ahora que hablamos de Porcelanosa Grupo) hay una cerámica y un barro que lo da la tierra. Por eso están ahí todas estas fábricas de cerámica, que lo he visto con mis propios ojos. La tierra es pura arcilla y eso por no hablar de las cesterías, que ahora vienen todas de China y tenemos unos cesteros de alucinar. O los vidrios de la Fábrica de Cristal de La Granja, con los que estamos en conversaciones. Queremos diferenciarnos en todo, pero también mejorar el producto. Prefiero aprovechar a los grandes creadores de mi país; ser una gota en ese océano y que luego otros me sigan”.
Sally en un año como éste ha logrado cumplir varios proyectos: las cajas de selección de flor natural, la huerta de flores de SH y SH Home & Garden. Es cierto que en el 2019 habían invertido y estaban preparados para aumentar el tráfico de la web convirtiéndola en una máquina ultrapotente que pudiera responder a diferentes demandas. Así ha sido.
“Todo es 100% nacional, desde el envoltorio, el papel de seda o el celo”
Las cajas selección de flor nacional se lanzaron el día de la madre, el 2 de mayo, en pleno confinamiento. “Están teniendo mucho éxito. Es una caja de flor que se envía a domicilio por la web, con variedades que hay que seleccionar muy bien. Todo es 100% nacional, desde el envoltorio, el papel de seda o el celo. Vamos variando según la temporada y ahora tenemos crisantemos. En Navidad cambiaremos las variedades y añadimos bayas”.
Durante el confinamiento también diseñó una huerta en colaboración con la finca Los Confites en la Vera, con bulbos y rizomas holandeses; juntos plantaron la Huerta de flores de Sally Hambleton. “Estas son las primeras puro km 0. Lo han cultivado ellos porque yo no he podido ir”. A esto ha añadido una sección de decoración de pequeños accesorios que se llama SH Home & Garden. En ella, sus seguidores de Instagram (es una gran usuaria de redes sociales) le preguntan por sus descubrimientos. “He de reconocer que mi madre ha intervenido porque le encantan las pequeñas antigüedades de mesa que siempre traemos de Inglaterra.”

“Mis tendencias son las 4 estaciones del año y es lo que yo utilizo”
Su referencia son esas pequeñas tiendas inglesas o esos mercados de flores. Ese gusto por la flor y por sus variedades y por el arte que tienen los ingleses a la hora de colocar un ramo natural. “Aunque cada vez hay más tiendas bonitas, seguimos despertando curiosidad”. Cree que no está haciendo nada más que lo que ha visto hacer en Inglaterra, en las tiendas y adaptarlo. “Bebo de todos ellos, pero dice mi marido que los estudios de mercado los hago yo. Si me gusta bien y si no pues nada. Mis tendencias son las 4 estaciones del año y es lo que yo utilizo. Nunca usaría peonias en diciembre porque la naturaleza no las da”.
Reconoce que es un negocio complicado en el que hay que tener en cuenta el tiempo. “Me entregan unas flores ahora y las tengo que tener listas en dos horas, enviadas a cualquier punto de Madrid o de España. El material es caro, se muere y se necesita mucha mano de obra especializada. Aquí, en Formación Profesional habría mucho que hacer porque un florista debe saber tocar y manipular estas flores”.

Sally cree que estas Navidades van a ser por primera vez de puertas para adentro. “Nos creemos muy hospitalarios, pero no invitamos a nuestra casa. Ahora, los grandes almacenes están vendiendo pura decoración porque hemos descubierto que nuestras casas no son agradables ni cómodas. Yo animo a que todos salgan al campo y cojan ramas para hacer arreglos de mesas, coronas de adviento, adornos y muchísimas manualidades.”
“En formación Profesional hay mucho que hacer porque un florista debe saber tocar y manipular las flores”
Todos los años, las tres generaciones (su madre, su hija y ella) salen de viaje hacia el sur de Inglaterra por Sussex y Brighton. Es su viaje secreto, donde abuela y madre enseñan a su nieta e hija todos sus sitios, sus rincones, sus paisajes y su país. Y esa casa de sus abuelos, con sus estanques y cisnes, en la que Sally pasó veranos de cuento.