Maestro, pero ante todo, amigo. Eso es lo que ha sido Rafael Moneo para Mesa, quien estudió en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Siempre tuvo claro que quería trabajar en Extremadura y el destino quiso que se le asignara la plaza de arquitecto colaborador en el montaje expositivo del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, hasta su inauguración en septiembre de 1986.

Mesa destaca de su labor como profesional, los constantes cambios normativos, que implican un aprendizaje y actualización continuas. De la misma forma, señala cómo las herramientas digitales disponibles han cambiado la forma de trabajar, al tiempo que destaca la importancia de la doble vertiente del arquitecto –humanística y técnica– para el desarrollo de cualquier proyecto.

Presidente de la Asociación de Amigos del Museo desde hace más de 25 años, Mesa siempre ha estado vinculado a la arquitectura y restauración de monumentos. Todo comienza cuando en 1990, el director del museo le propone formar parte de la Junta Directiva como Vicepresidente. En 1996, el arquitecto emeritense participó en la creación de la Fundación de Estudios Romanos, donde actualmente es Patrono.

Su relación con Moneo comienza en las aulas, cuando Mesa fue aprendiz de este. A lo largo de los años han colaborado conjuntamente en diferentes proyectos como la Confederación Hidrográfica del Guadiana y actualmente participa en la ampliación del Museo.