IN Moments 05·03·2020
Las arquitectas Yvonne Farrell y Shelley McNamara se alzan con el Pritzker 2020 PORCELANOSA
Las fundadoras del despacho Grafton Architects logran el máximo galardón arquitectónico por su estilo cosmopolita y brutalista. Sus edificios establecen una conexión directa con el entorno natural, sociológico y cultural, uniendo a las personas con su núcleo urbano.
Las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara, socias fundadoras de Grafton Architects, han ganado el Pritzker 2020 por la “integridad con la que proyectan sus edificios y dirigen su estudio, por su generosidad hacia los colegas, puesta de relieve por ejemplo en la Bienal de Venecia [de la que bajo el lema “Freespace” fueron comisarias en 2018], por su incesante compromiso con la excelencia arquitectónica, por su actitud responsable hacia el medio ambiente y por su habilidad para ser cosmopolitas abrazando la singularidad de cada lugar en el trabajo”, señala el jurado en su fallo.
“Son pioneras en un campo que ha estado tradicionalmente y continúa dominado por hombres. Son un faro para otras profesionales“, ensalzó Tom Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt.

Farrell y McNamara empezaron a escribir su historia conjunta en la facultad de arquitectura de la University College de Dublín. Fue en la década de los 70 cuando ambas decidieron emprender un proyecto propio poniendo la arquitectura al servicio de la humanidad y buscando respuestas desde un lenguaje creativo, universal e inclusivo. “La arquitectura se podría describir como una de las actividades culturales más complejas e importantes del planeta. Ganar este premio es un gran respaldo a la idea que tenemos de esta profesión”, expresó Farrell a los medios de comunicación.
Una filosofía que también enseñaron en la UCD, donde impartieron clases durante más de 30 años. “Enseñar es una manera de destilar nuestra experiencia y ofrecerla a las nuevas generaciones de forma que jueguen un papel en el crecimiento de la cultura. Lo comprendemos como algo que funciona en dos direcciones: aprendemos de los estudiantes y deseamos que los estudiantes aprendan de nosotras”, confiesan ambas.
Defensa de la arquitectura humanista
Desde su estudio de Dublín, Farrell y McNamara han planificado universidades, edificios oficiales o viviendas unifamiliares. Entre sus obras más destacadas se encuentran la Université Toulouse 1 Capitole (Toulouse, Francia, 2019), el Institut Mines-Télécom (París, 2019), la Universidad de Ingeniería y Tecnología UTEC (Lima, Perú, 2015), el Department of Finance (Dublín, Irlanda, 2009), la Universitá Luigi Bocconi (Milán, Italia, 2008), las Oficinas del Department of Finance (Dublín, Irlanda 2009) o el Instituto Urbano de Irlanda (2002).

Una trayectoria que demuestra la versatilidad y la constancia de su trabajo, mediante el cual han defendido una sociedad más igualitaria y libre. “A menudo hemos luchado por encontrar el espacio para la implementar valores como el humanismo, la artesanía, la generosidad y la conexión cultural con cada lugar y contexto en el que trabajamos. Por tanto, es extremadamente gratificante recibir este reconocimiento a nuestro trabajo a lo largo de todos estos años. También es un reconocimiento a la ambición y a la visión de los clientes que nos encargaron y permitieron llevar a buen término nuestros edificios“, apuntó McNamara tras conocer la resolución.
Esa visión humanista que dota a cada edificio de vida y significado propio les ha llevado a entender la arquitectura como “un marco para la vida”. Desde él reflexionan y plantean nuevas condiciones de habitabilidad y urbanismo donde el sector público dialoga con el privado. “La arquitectura nos une y nos conecta al mundo de una manera que no lo consigue ninguna otra disciplina relacionada con el espacio. En el corazón de nuestro trabajo está la creencia de que la arquitectura importa“, matiza McNamara.

Edificios inclusivos para vivir en comunidad
Sus construcciones de estilo brutalista apuestan por las topografías y los materiales autóctonos, los volúmenes masivos, la luz natural, las zonas de descanso al aire libre y los espacios íntimos donde individuo y comunidad son un todo. “Lo que intentamos hacer en nuestro trabajo es ser conscientes de los diversos niveles de la ciudadanía para encontrar una arquitectura que aumente la relación entre la gente”, apunta Farrell.
Un objetivo que cumple la Universidad Luigi Bocconi de Milán (con la que ganaron el World Building of the Year en 2008), cuya estructura general fomenta la vida en sociedad y dialoga con la ciudad. Algo similar ocurre con la Escuela de Economía de Toulouse, donde el hormigón se combina con la piedra del lago Iseo. “Intentamos ser conscientes de los distintos niveles de la ciudad y encontrar las soluciones que la arquitectura puede aportar en ellos”, definen las dos arquitectas.

Farrel y McNamara son las primeras irlandesas en recibir el galardón y la cuarta y quinta mujer tras la anglo-iraquí Zaha Hadid (Pritzker 2004), la japonesa Kazuyo Sejima con Ryue Nishizawa (Pritzker 2010) y la española Carme Pigem, que ganó el Pritzker en 2017 junto a Rafael Aranda y Ramón Villalta (RCR Arquitectes).

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