IN Moments 27·02·2019
Pretty Ballerinas, cuando el zapato clásico de ballet se transforma en bailarina PORCELANOSA
La firma de calzado lleva 100 años en el mercado y ha logrado estar presente en más de 85 países a través de sus 100 tiendas propias y 1.000 puntos de venta.
Creada en 1918 por Pedro Mascaró como una marca de zapatos de baile, desde su sede original en Ferreries (Menorca) se distribuyen 2.000 pares de manoletinas al día.
Entre sus clientes se encuentran celebridades y personajes famosos como la Reina Letizia, la infanta Elena, Kate Moss, Claudia Schiffer, Olivia Palermo o Kate Middleton.
En Ferreries, un recogido y pintoresco pueblo de Menorca, las manos de Pedro Mascaró se movían en Pas de Deux para dar forma a las primeras bailarinas de ballet. Era 1918 y su taller, convertido en un telar del Lago de los Cisnes, sigue en activo en el mismo punto en el que comenzó este baile.

La unión familiar y la implicación que llevaron a cabo todos sus miembros reforzaron aquel primer tejido con el que comenzó a trabajar su antepasado, Pedro. Fue en los años 60 cuando la empresa familiar decidió cambiar la primera posición y la maquinaria industrial marcó el nuevo compás. Pedro, Andrés, Pedro y Jaime, segunda generación Mascaró, se subían al escenario con un nuevo calzado.
Manoletinas en danza
El avance y aperturismo comercial que se dio en aquel momento permitió que Jaime, el menor de los tres, empezara a fijarse en las tendencias que Europa marcaba. Francia, Italia o Inglaterra sirvieron de inspiración para convertir aquellas zapatillas de baile en un calzado moderno y sofisticado. Su principal logro fue añadir a esas bailarinas de ballet un pequeño tacón para transformar las mismas en “un bonito zapato de calle o en lo que llamamos bailarinas francesitas o manoletinas”, definió el mismo en vida.
Sus nuevas notas impactaron a las mujeres barcelonesas, uno de los núcleos urbanos donde la firma empezó a hacerse fuerte. Calzados Mascaró asentó las bases de una nueva moda, las bailarinas podían lucir más en la calle que en una compañía de ballet. Las sinfonías se enriquecían con nuevos matices en la calle, y es aquí donde Lina y Úrsula (hijas de Jaime Mascaró) decidieron establecer la nueva orquesta: Pretty Bailarinas.
Ursula Mascaró: “Las ventas por internet son muy importantes para nosotros, sobre todo teniendo en cuenta que Pretty Bailarinas lo lanzamos en 2005 a través de este medio. Se trata de un canal importante, pero vendemos mucho más en tiendas físicas.”

La marca de calzado tuvo una gran acogida en Francia y en Estados Unidos. Tanto la mujer corriente como las celebrities hicieron de este zapato un nuevo símbolo de elegancia y es habitual ver a personalidades como la Reina Letizia, la infanta Elena, Kate Middleton, Kate Moss, Claudia Schiffer, Olivia Palermo o Alessandra de Osma con este tipo de calzado. Uno de sus básicos de armario.
El ‘rock and roll rebel’ de Ferreries
En sus 100 años de trayectoria, la firma del grupo Mascaró (Mascaró, Úrsula Mascaró y Pretty Bailarinas) ya cuenta con 500 trabajadores, 100 tiendas propias y más de 1.000 puntos de venta en 85 países.
En 2017, 10 años después de la apertura de su primera tienda en Londres y de su expansión en internet, Pretty Ballerinas inauguraba su buque insignia en Barcelona, una flagship store en el 106 de Paseo de Gracia.
Entre los planes de expansión planteados por la marca se encuentra Japón, Albania y Uruguay y un mayor refuerzo del canal online, que representa el 7% de la facturación. “Las ventas por internet son muy importantes para nosotros, sobre todo teniendo en cuenta que Pretty Bailarinas lo lanzamos en 2005 a través de este medio. Se trata de un canal importante, pero vendemos mucho más en tiendas físicas”, matiza Úrsula Mascaró, directora creativa de Mascaró y Pretty Bailarinas.
El taller de Ferreries sigue manteniendo un peso importante dentro de la compañía. En él trabajan 200 empleados y se envía el 70% de la producción, lo que se traduce en 2.000 pares de zapatos al día. La diversificación de su producto y la continua renovación de su diseño se anticipan a las nuevas modas, que fijan las tendencias del futuro.
El taller de Ferreries sigue manteniendo un peso importante dentro de la compañía. Desde ella, donde trabajan 200 empleados, se envía el 70% de la producción, lo que se traduce en 2.000 pares de zapatos al día.
Para la empresaria, las tiendas físicas tienen una importancia vital, porque en ellas se incluye el imaginario y la filosofía de la empresa.
“Empezamos en una tienda muy pequeñita, donde las cajas estaban expuestas porque no había almacén y el concepto era rock and roll rebel”
Sus espacios se definen por un interiorismo “rock and roll rebel”, que representa a la mujer actual. Lámparas de estilo afrancesado y espejos de estilo clásico y vintage conviven con alfombras y estanterías de color rosa o sofás de leopardo. “Empezamos en una tienda muy pequeñita, donde las cajas estaban expuestas porque no había almacén y el concepto era rock and roll rebel. Admiro muchísimo a Kate Moss. De ahí el animal print. En mi cabeza tenía una imagen de la top con abrigo de piel y stilettos y eso es algo muy punk y muy Camden”, concluye Mascaró.
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