IN Moments 23·11·2020
La arquitectura frente a su futuro PORCELANOSA
Publicamos una serie de entrevistas con arquitectos de prestigio para encontrar una respuesta común a los retos del mañana con la sostenibilidad, la rehabilitación arquitectónica y la tecnología como ejes principales.
Ante un mundo cada vez más acelerado e inmediato en el que el “ahora” ha acabado por imponerse como el único tiempo válido, la arquitectura ha optado por la reflexión y el replanteamiento de sus principios clásicos con el “mañana” como prioridad.
Una reordenación de valores y normas que ha sumido a la mitad de la profesión en una incesante búsqueda de respuestas y soluciones para asentar los cimientos del futuro desde la proximidad y el diálogo con el entorno.
La sostenibilidad, la rehabilitación arquitectónica, la inteligencia artificial, la peatonalización de las grandes urbes o la vivienda autosuficiente son algunos de esos retos a los que se enfrenta la arquitectura en los próximos años.
Analizamos con los arquitectos Luis Vidal y Emilio Tuñón hacia dónde se dirige esta disciplina y qué papel tendrán sus profesionales para que esa transformación urbanística y cultural de las ciudades se convierta en una realidad social.
Aquí los primeros bocetos.
Luis Vidal: “Debemos descentralizar la vida urbana de las ciudades”

Para Luis Vidal (Barcelona, 1969), las ciudades del futuro deben responder al desafío de las 4C (competir, convivir, compartir y conectar) para redefinir los espacios públicos y privados, así como los usos que se hagan en ellos. “Cada espacio debe encontrar el equilibrio correcto entre la comunidad y la individualidad. Tenemos que permitir que los edificios participen más en el ámbito público y que los espacios públicos se integren en el desarrollo privado”. Y ahí, repensar la movilidad será más que necesario, según el arquitecto. “Hay que generar ecosistemas donde el transporte público conviva con el privado y donde la movilidad se articule alrededor del peatón”, reivindica.
En esa transición hacia el urbanismo del siglo XXI, la inteligencia artificial, la biología y la ingeniería espacial serán relevantes para acabar con las desigualdades sociales y reorientar la vida social de las urbes hacia los barrios. Una redistribución urbanística que Vidal ve necesaria. “Se trata de descentralizar la vida urbana de las ciudades. Llevar más actividad e infraestructura a los barrios para hacerlos autosuficientes”, explica.
Para lograrlo, Vidal defiende el trabajo colaborativo entre arquitecto, administración y sociedad con el conocimiento, la preparación y la calidad como ejes del cambio. “El arquitecto puede y tiene que aportar valor a la sociedad. Por muy complejo, imprevisto que sea ese reto, nuestra respuesta siempre tiene que ser la misma: calidad y flexibilidad. La arquitectura no puede ni debe actuar sola: debe buscar alianzas en otros campos porque está al servicio de la sociedad. De hecho, nosotros ya trabajamos en esa línea, colaborando con Uber, por ejemplo”.
“La arquitectura debe buscar alianzas en otros campos porque está al servicio de la sociedad”
Un modelo que el arquitecto lleva estudiando y desarrollando desde luis vidal+ arquitectos, el estudio que fundó en 2004 y cuya expansión le ha permitido abrir oficinas en España, Reino Unido, República Dominicana, Chile y Estados Unidos. Así se refleja en sus más 200 proyectos, entre los cuales cabe destacar la terminal 2 de Heathrow (Londres), que ya acumula más de 27 premios y nominaciones; el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo; el Hospital Infanta Leonor (Madrid) o el Centro Botín de Santander (en colaboración con Renzo Piano).

Ejemplos en los que se demuestra que comodidad, tecnología y sostenibilidad son conceptos interrelacionados. “La presencia de la tecnología y el conocimiento compartido de los datos van a seguir desarrollándose. Ocurre en el terreno del transporte aéreo, donde asistimos a una globalización de los datos gracias a la digitalización y el big data. Ya estamos viendo el nacimiento de nuevas tecnologías basadas en IA y big data que procesan mejor la información de los pasajeros. Veremos nuevos métodos de identificación y reconocimiento facial, tecnología más visible y otra menos, pero el fin es el mismo: transmitir seguridad”.
Un valor prioritario en la arquitectura sanitaria, ámbito donde el despacho de luis vidal+arquitectos tiene una amplia experiencia. “Me gusta hablar del hospital 5 G, que es un hospital seguro, humanizado, flexible, modular y sostenible. Una infraestructura preparada para poder crecer de forma rápida y efectiva y tratar enfermedades con alto grado de contagio. En luis vidal+arquitectos llevamos años trabajando en ese nuevo sistema hospitalario para dar respuesta a los retos presentes y futuros con una resiliencia eficaz para cualquier escenario, por muy imprevisto y complejo que sea”, reconoce.
Sobre ese hospital del futuro, el arquitecto ya tiene una idea en mente. “Menos salas de espera, separando hospitalización de consultas, aumentando las UCIS y asegurando el abastecimiento. La clave es tener claro qué es lo que hay que adaptar porque la infraestructura sanitaria debe adelantarse a cualquier crisis puntual que se pueda presentar en el futuro”.
“De cómo diseñemos y gestionemos las ciudades dependerá el futuro del planeta”
Se abre así un nuevo horizonte arquitectónico en el que la calidad primará frente a la disminución de recursos. “La única forma de vivir mejor es habitar mejor y la Covid-19 nos está dando la oportunidad de mejorar nuestros entornos. La responsabilidad de los arquitectos ante la sociedad es más grande de lo que era. Debemos aplicar todavía más rigor, calidad, trabajo constante, esfuerzo, y diálogo con todos los agentes implicados en el diseño de las ciudades. De cómo diseñemos y gestionemos las ciudades dependerá el futuro del planeta”, sentencia.
Emilio Tuñón: “Hay que dejar de lado la obsesión por la vivienda mínima”

Emilio Tuñón (Madrid, 1959) no concibe la arquitectura sin la gente, ni la gente sin arquitectura. Precursor del humanismo arquitectónico, aquella corriente que busca conectar a las personas con los edificios por medio del tiempo y el territorio (los dos materiales de construcción más utilizados por Tuñón Arquitectos), para el arquitecto (Catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, Premio de Arquitectura Española 2003 y 2017 y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2014) el principal reto de la arquitectura pasa por abandonar la optimización economicista de la vivienda mínima e introducir la vivienda productiva y el urbanismo ecológico. “Tenemos que repensar los ciclos vitales de las personas con sus viviendas. Dejar de lado la obsesión por la vivienda mínima de las vanguardias en defensa de una vivienda productiva más diversificada y humana. La gente debe reclamar viviendas productivas donde cualquier espacio pueda ser utilizado para vivir, para trabajar, para pensar y que se integre en una ciudad más humana y sostenible”, remarca.
“La gente debe reclamar viviendas productivas donde cualquier espacio pueda ser utilizado para vivir y para pensar”
Unos principios que el arquitecto ha aplicado a todos sus proyectos, como refleja la Casa de Piedra que construyó en Cáceres (Premio COAM 2019), el Museo de Colecciones Reales en Madrid (Premio Arquitectura Española 2017) o el Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear en Cáceres (Premio Arquitecture Masterprize 2020).

Esa arquitectura por la vida que plantea Tuñón, en la que las personas deben estar por encima de la economía, tiene como principal objetivo devolver la dimensión humana a las ciudades y al entorno natural. “Tenemos que devolver a nuestras ciudades la categoría de lo común, de lo colectivo para entender cómo el urbanismo ecológico puede convivir con la memoria y la historia de la ciudad”, explica.
“En la ciudad se tienen que disolver los límites entre lo individual y lo colectivo”
Para conseguirlo, el arquitecto aboga por transformar parcialmente los edificios de oficinas en viviendas productivas y reivindica el urbanismo ecológico. Un modelo que busca desactivar el tráfico rodado con ejes verdes en los que el centro de las grandes urbes se conecte con las zonas intermedias. “En la ciudad se tienen que disolver los límites entre lo individual y lo colectivo, entre la ciudad y el territorio. Se trata de reorganizar las ciudades en base a una estructura de supermanzanas en las que las personas puedan acceder fácilmente a todas las necesidades básicas, reduciendo sustancialmente la movilidad rodada y la contaminación”, expone.
Es ahí donde la estética debe imponerse a la funcionalidad. “Hay que volver a la valorar la belleza de lo colectivo, y la belleza de la sostenibilidad. Abandonar la idea de la ciudad como objeto de negocio, porque eso ha conllevado a una deshumanización radical de la ciudad. Reivindicar los valores del urbanismo ecológico y hacer ciudades que sean capaces de satisfacer las necesidades y los sueños de las personas. Es una cuestión de voluntad”, dice.
Voluntad colectiva, porque para Tuñón “cada persona debe ser un arquitecto potencial y todos juntos tenemos que ser capaces de mejorar la vivienda, la ciudad y el territorio”, concluye esperanzado.

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