IN Moments 20·02·2020
Estudio Touza: “Hay que implicarse en modelos sostenibles para mejorar nuestro trabajo” PORCELANOSA
Con 2.500 proyectos realizados, Julio Touza Rodríguez y Julio Touza Sacristán, padre e hijo, ponen su obra arquitectónica al servicio de las personas buscando esa proporcionalidad entre el bienestar humano y el natural. Su compromiso ético pasa por otorgar a cada edificio una respuesta determinada, defendiendo así la pluralidad estética y social con un relato propio.
Formado por 60 profesionales y capitaneado por Julio Touza Rodríguez y su vástago, Julio Touza Sacristán, Touza Arquitectos se ha convertido en uno de los estudios de arquitectura más importantes del país.
Con 2.500 proyectos realizados desde 1975, fecha de su fundación, padre e hijo supervisan en sus oficinas de Madrid cada obra y cada detalle con cuidado y sensatez. Ambos responden a cada pregunta casi al unísono y en su discurso, meditado pero contundente, la arquitectura parece más una convicción que una vocación. Una manera de ser y estar en la vida.
Se confirma así que su “caligrafía común” es cuestión de familia. Y de principios.

P: ¿En qué se distingue Touza Arquitectos del resto?
R: Nos distinguimos por cómo somos, por lo que hacemos, por cómo lo hacemos, y por el compromiso ético que mantenemos con la arquitectura y con nuestros clientes. Somos un equipo de profesionales competentes y experimentados que no tiene un estilo común e identificable porque la arquitectura no debe tenerlo.
P: ¿A qué debe responder la arquitectura?
R: Cada casa y cada edificio responden a una necesidad, a un lugar y a una economía. No es lo mismo una arquitectura de vivienda social que una de lujo. Tampoco es lo mismo una arquitectura en altura que una arquitectura vinculada al mundo agropecuario.
P: ¿Podrían poner un ejemplo real y práctico que refute esa teoría?
R: Por ejemplo, estamos haciendo un proyecto con Philippe Starck vinculado al mundo del aceite con un entorno natural abierto que nada tiene que ver con Torre Riverside, que estamos terminando junto al río Manzanares de Madrid. Nuestro edificio es el río puesto en pie que se muestra a los ciudadanos de Madrid diciéndoles: “Ese río que no veis se muestra vertical y elegante para que recordéis que el Manzanares también existe”. Es una historia arquitectónica que podemos contar en este edificio, pero que en otros tendrá una génesis y un relato propio.

P: ¿Cómo es la relación padre e hijo en el trabajo?
R: Es fácil, porque los dos tenemos el mismo compromiso y la misma visión de la arquitectura. Revisamos cada proyecto, lo maduramos y nos implicamos con todo el equipo. Es habitual pasar por delante del estudio a altas horas y ver las luces encendidas porque los dos estamos trabajando.
P: ¿En qué están trabajando últimamente?
R: Estamos trabajando en un lugar de acogida para familias de escasos recursos, de pacientes infantiles ingresados con patologías graves en hospitales. Personas que tendrán aquí un lugar de espera y de esperanza mientras la medicina procura lo mejor para sus hijos. Será un espacio de tranquilidad y de ilusión. Cada proyecto tiene su estilo, pero siempre hay un compromiso ético con la ciudad y con sus ciudadanos.
P: ¿Cuál es la intencionalidad de su obra?
R: Nosotros entendemos el oficio como el punto medio entre un equipo arquitectónico con un saber hacer, seriedad, calidad y equilibrio y las necesidades que tiene el cliente. Lo que no tenemos es una caligrafía arquitectónica, porque no buscamos una imagen reconocible que otros sí tienen. No estamos en contra de eso, pero hay que tener mucho talento para lograr esa caligrafía identificable en tus obras.
P: ¿Qué buscan con sus diseños?
R: Resolver una necesidad. Ni todos los clientes tienen la misma necesidad, ni se dirigen al mismo público, ni dan la misma respuesta social. El estudio ha proyectado mucha vivienda social y las soluciones no son las mismas cuando hacemos edificios que cuando hacemos rehabilitaciones de lujo.
Hoy en día es difícil inventar nada. Hay que aportar soluciones, investigar nuevas tecnologías, implicarse en modelos sostenibles y mejorar cada día nuestro trabajo.

P: ¿Qué debe ser la arquitectura?
R: La arquitectura es una respuesta social y técnica que trasciende en el tiempo. Por pequeño que sea el presupuesto, gestionamos el interés del promotor, de sus usuarios y de la ciudad. Tenemos que encontrar el equilibrio entre el histrionismo y lo anodino.
P: ¿Y cómo lograrlo?
R: Lo primero es resolver el proyecto que te encargan como vivienda, oficinas o negocio. Lo segundo es hacer de eso un objeto reconocible para luego ofrecerlo a la ciudad como una obra que trascienda.

P: ¿La arquitectura se ha convertido en un espectáculo de masas?
R: La arquitectura puede ser espectacular, pero no debe convertirse en espectáculo. Para espectáculo está el circo, el teatro o el fútbol.
P: ¿Se trata de un diálogo entre cliente y sociedad?
R: Nos hemos ganado fama de saber escuchar a los clientes y ofrecerles las mejores soluciones. Rara vez viene un promotor y dice que “quiere una caja”, porque nosotros
no hacemos cajas, pero tampoco le imponemos lo que queremos. Gracias a nuestro equipo ofrecemos soluciones con las que todos nos vamos a sentir satisfechos y todos aprendemos.
P: ¿En qué época nos encontramos, arquitectónicamente hablando?
R: Se acabó la época de la insensatez constructiva en España, aunque sigue teniendo presencia en Asia u Oriente Medio. Somos los propios arquitectos los que debemos poner freno al derroche y hacer cosas muy interesantes de forma razonable con coste contenido. Debemos ser capaces de ofrecer una arquitectura bella y eficiente con presupuestos que no dañen aún más al ciudadano.
P: ¿Hay algún rasgo o comportamiento que defina al arquitecto español?
R: El arquitecto español es bastante propenso al equilibrio y está alejado del histrionismo. Rafael Moneo y el estudio RCR Arquitectes, los dos premios Pritzker españoles, son exponentes de aquellas arquitecturas del silencio, de la abstracción y de lo mesurado.
P: ¿Hace falta más pedagogía de la arquitectura para que su trabajo se entienda?
R: Es más importante la relación con la industria, porque es la que más avances aporta. Estamos en contacto con los fabricantes y además hemos establecido un procedimiento con las empresas para que nos den charlas formativas y nos hablen de sus productos.
Muchas veces las empresas van por delante de las necesidades de los arquitectos y ofrecen materiales con los que hacer cosas nuevas. Es el caso de Porcelanosa Grupo, por ejemplo.

P: ¿Qué opinión les merece Porcelanosa Grupo?
R: Porcelanosa Grupo es una empresa ejemplar porque sus piezas cerámicas de gran formato y extrafinas como XLight amplían nuestras posibilidades. Sus avances en cocinas, sanitarios, griferías o módulos prefabricados abren una senda de enorme recorrido que los arquitectos debemos aprovechar.
P: ¿Ha cambiado la mentalidad del promotor en cuanto a sostenibilidad se refiere?
R: En este nuevo ciclo inmobiliario son los promotores los que están demandando una mayor sostenibilidad de los proyectos porque las promociones más respetuosas con el medioambiente se venden mejor.
Antes, el promotor vendía para lograr la mayor rentabilidad y el cliente compraba la vivienda en función del precio. Sin embargo, hoy estamos concienciados con el medioambiente y en nuestro estudio tenemos un firme compromiso con la arquitectura sostenible.
Retratos: Alex del Río.
Imágenes: Alfonso Quiroga y Touza Arquitectos.

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