IN Moments 29·01·2021
Alberto Campo Baeza, el arquitecto de la luz PORCELANOSA
Alberto Campo Baeza acaba de ganar el premio Nacional de Arquitectura, un galardón más en una larga lista en cincuenta años de trayectoria. Es académico de Arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, International Fellowship del RIBA, Royal Institute of British Architects. En 2018 ha sido nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad CEU San Pablo y ha recibido el Premio Piranesi de Roma por su trayectoria. En 2019 ha sido elegido Honorary Fellow por el American Institute of Architects y ha recibido la Medalla de Oro de la Arquitectura que otorga el CSCAE.
Visitamos su estudio en la calle Almirante de Madrid, en plena crisis pandémica, y nos recibe con entusiasmo y mucho que contar. Está desarrollando una gran obra institucional en México, un mirador frente al mar, varias construcciones en España y continúa sin descanso con su labor docente. La enseñanza es uno de los pilares fundamentales en su trayectoria; en este momento está muy ilusionado con el comienzo de sus clases en la escuela de Nueva York NYIT -durante muchos años dio clase en Columbia University-, además de la ETSAM de Madrid y el Politécnico de Milán. “La conexión con mis alumnos es un hilo conductor con las mentes que forjan el futuro”, comenta.
Su carisma y pasión por la profesión y por “las cosas sencillas de la vida”, como él mismo apunta, se deja notar en cada explicación, en cada historia que transmite. En la conversación cita pasajes enteros del Quijote, alude a Chillida, a la evolución y la conexión con su obra –nos muestra una de sus piezas dedicadas- y relata la influencia de las pinturas negras de Goya, los dibujos y las frases explicativas del pintor.
Sus construcciones son cajas de luz que se reflejan en cada muro acristalado. Es un autor independiente, prácticamente inclasificable. Su singularidad se muestra en sus líneas puras, y aunque reniega del minimalismo logra hacer desaparecer todo lo innecesario de la arquitectura para dejar ver y notar la esencia, la autenticidad “el vacío, la nada aparente llena nuestro espíritu”, explica a Lifestyle.
En la entrevista pasa de un tema a otro con soltura y mucho humor. Hablamos de poesía, pintura, música clásica y alguno de sus maestros, como Alejandro de la Sota. Está ilusionado porque la editorial Rizzoli New York está reeditando un libro con sus obras completas y ha acabado con una revisión y actualización de sus principales publicaciones: “La idea construida”, “Pensar con las Manos”, “Poética arquitectónica” y “Principia Architectonica”.
Desde la Casa Turégano o De Blas, ambas en Madrid; hasta las casas Gaspar, Asencio y Guerrero en Cádiz o la Caja de Granada y el Museo MA, ambos en Granada. También la plaza Entre Catedrales en Cádiz y las casas Moliner en Zaragoza y Rufo en Toledo o la Casa Olnick Spanu en Nueva York y la Guardería para Benetton en Venecia. En 2012 terminó un edificio de oficinas en Zamora, en 2014 la Casa del Infinito en Cádiz, en 2015 la Casa Cala en Madrid y en 2021, la Casa Rotonda. En 2015 obtuvo el Primer Premio Ex Aequo por el Centro de Conservación para el Museo del Louvre en Lievin, Francia. En 2017 finalizó el Polideportivo de la Universidad Francisco de Vitoria. Y desde 2020 está desarrollando el concurso ganado para la extensión del Liceo Francés de Madrid.
Todas ellas obras de referencia de la arquitectura española del siglo XX y siglo XXI. “Lo importante es que sigo aprendiendo. La búsqueda de las cajas y cubos que levanto tratan de atrapar la levedad de la luz y del tiempo, la emoción”, concluye Alberto Campo Baeza para Lifestyle Porcelanosa.
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